Hay un falso mito que dice que los gatos chupan el aire de los bebés, y no pueden dormir juntos para que no se asfixien. Eso no es cierto, pero sí quees recomendable que gatos y bebés no duerman juntos durante los primeros meses. El gato seguramente buscará el calor, y puede ponerse al lado de la cabecita del bebé (que no tiene suficiente movilidad para buscar el aire si le tapa la nariz).
Para evitar estas situaciones, lo mejor es poner una red a la cuna. También se puede cerrar la puerta de la habitación cuando el bebé esté dentro durmiendo (idealmente con una puerta transparente para que el gato pueda verlo y oírlo desde fuera).
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